Las redes sociales permiten a las adolescentes crear identidades en línea, comunicarse con otros y construir vínculos sociales. Así, pueden ser de ayuda para ellas, especialmente para aquéllas que experimentan exclusión o tienen discapacidades o enfermedades crónicas.
Las adolescentes también usan las redes sociales para entretenerse y expresarse. Y estas plataformas pueden informarlas de eventos actuales, permitirles interactuar a través de barreras geográficas y enseñarles sobre una variedad de temas, incluidos comportamientos saludables.
Las redes sociales que son divertidas o que les proporcionan una conexión significativa con compañeras, y con una amplia variedad de contactos, incluso podrían ayudarles a evitar la depresión.
Peligros de las redes sociales:
Sin embargo, el uso de las redes sociales también puede afectar negativamente a las adolescentes, las distrae, altera sus patrones de sueño, y las expone a la intimidación, a rumores falsos, a concepciones poco realistas sobre la vida de otras personas y a la presión grupal.
Como nos dice (Villagran, 2020) los riesgos podrían relacionarse con la cantidad de tiempo invertido en redes sociales. Un estudio de 2019, hecho a más de 6,500 adolescentes de 12 a 15 años (en EU), expuso que aquéllos que pasaban más de tres horas al día usando las redes sociales podrían tener mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental.
Otros estudios apuntan a vínculos entre el uso frecuente de redes sociales y la ansiedad. Un estudio de 2016 descubrió que a mayor uso nocturno de las redes sociales e inversión emocional en ellas -como molestarse al no poder iniciar sesión- existe una peor calidad del sueño y mayores niveles de ansiedad y depresión.
Y un estudio anterior sobre el impacto de las redes sociales en estudiantes universitarias de pregrado mostró que cuanto más tiempo usaban Facebook, más fuerte era su creencia de que otros eran más felices que ellas. Pero cuanto más tiempo pasaban con amigas, menos se sentían así.